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Un sorbete de limón para el aula

limón y meditación

Esté titulo salió en un momento repentino de mi vida.  Justo estaba cursando tercero de pedagogía, durante una asignatura bastante aburrida y con poco sentido para mí en aquel instante, un momento en el cual creía que iba a dirigir mi vida como futura pedagoga, cosa que al final no fue así. Siempre creemos que algo va a ser de una manera, pero la vida nos sorprende con algo totalmente distinto y fuera de nuestro control, así que simplemente nos toca rendirnos ante la situación y dejarnos llevar a dónde quiere que será nuestro lugar. 

Bien, volviendo a lo de antes, la idea del título surgió en plena clase con un adorable profesor, al que tocó impartir una nefasta asignatura; en cuanto empezó la clase me di cuenta que era incapaz de centrarme en lo que nos decía, me resultaba sumamente difícil permitir que entrase alguna palabra de su boca en mi cabeza, tan solo podía oír barullo, sí sí, tal cual, barullo, como el zumbido de una abeja volando en mi oído sin entender ni una sola palabra de lo que decía. Entonces me dirigí a mi compañera de al lado, ahora también una gran amiga de tardes de confesiones, la miré y le dije “¿Qué está diciendo este hombre? ¿De qué está hablando?” 

Le escuchaba hablar y solo oía ruido de fondo, como si hablara japonés. Ahí entendí que el problema no lo tenía el profesor ni tan siquiera la dichosa asignatura, ¡era yo!

Mi estado mental parloteando sin cesar, sin darme un momento de paz para centrarme en lo que pasaba externamente a mí, para ser consciente de lo que ocurría a mi alrededor, ¡era ¡imposible! Tan solo podía oír mis estúpidas conversaciones mentales, que me dejaban atrapada como una mosquito en una telaraña sin tener otra salida que estar allí inmóvil y esperar a que me comiera, ¡que me comiera! Porque eso es lo que hacen nuestros pensamientos.

Entonces fue cuando de pronto me di cuenta de mi falta de estado de conciencia en ese momento y fue cuando le dije a mi amiga “¡Ya está! Ahora más que nunca creo plenamente en la introducción de técnicas de meditación en las aulas, lo acabo de ver claro”, y ella me dijo: “¿Sí? Explícame por qué”. Le dije: “¡Mira! un ejemplo fácil, esto es como un sorbete de limón que te sirven entre plato y plato para romper con el sabor de un plato de carne a otro de pescado o viceversa, para que no se mezclen los sabores, además también te lo sirven de postre para ayudar a bajar el peso de la comida ¿no?.”

Empezamos a reírnos sin parar en medio de la clase, y fue ahí donde empezaron mis ganas de profundizar más sobre la meditación (mindfulness) y el día cotidiano de las personas. A partir de entonces, trabajé para poner en práctica lo que tanto tiempo llevo creyendo como hábitos saludables para el día a día. Ya sea en la universidad, en el trabajo, en la familia e incluso en aquello en lo que uno más ama hacer.

De ahí surgió mi culinario título, en realidad tanto la comida como los conocimientos van bastante unidos, ambos sirven para alimentarnos y permanecer vivos. 

1 comentario en “Un sorbete de limón para el aula”

  1. Me encanta Mònica ! Tienes toda la razón , estamos todo el día absorbiendo información ( necesitamos un sorvete de limón ) para digerir mejor todo lo que escuchamos y pensamos . Me siento muy orgullosa por tí …..❤️🌈

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